Intimidades, la vergüenza que tuve toda mi vida y una carta de no-amor.

Querido A:

Qué risa. Escribo una carta y es para vos. Quién lo hubiese dicho. Quién se hubiese imaginado.

Todavía tengo el corazón roto A, no lo superé. Qué patético. Qué triste. Me conociste tres días después de haber dejado al amor de mi vida, y aquí me ves, bastante tiempo después y todavía igual. Con un pijama viejo, un sábado a la boche, llorando por lo que perdí. 

Pero bueno, qué te importa eso a vos, no? Si en realidad nunca hablamos demasiado. Es cierto que no sabés cuando cumplo años. Aún así me viste desnuda. Dormiste al lado mío y escuchaste los ruidos que hace mi panza mientras veíamos películas. Me abrazaste cuando dormía y ya conozco el sonido del escupitajo que hacés en el baño todas las mañanas mientras te lavás los dientes. 

También lloré con vos, sabías eso? No, creo que no te diste cuenta. Estabas muy preocupado en cojerme. Todo bien igual, no me voy a quejar. Lo hiciste siempre muy bien.

En fin. Gracias por todo A. En serio. Ah sí, porque me estoy despidiendo de vos. Creo que ya es hora de enfrentarme al abismo sola. No puedo distraerme más con tus besos entretenidos.

Me diste lo suficiente como para que te vea especial. Soy una pendeja inocente y todavía creo en esas cosas.

Respeto tu mundo de té con miel y plantas aromáticas. Pero tengo que seguir buscando.

Hasta siempre padre de los árboles. Esta canción es para vos:

Roland y una canción.

Barthes se definió a sí mismo como un sujeto incierto: demasiado literario para los lingüistas que siempre lo consideraron un intruso; demasiado lingüista para los críticos literarios, que pocas veces llegaron a entenderlo. Quizá sea este el rasgo que lo ha convertido en uno de los pensadores y teóricos más influyentes de su campo.

Murió en 1980, atropellado por la camioneta de una lavandería. "La violencia estúpida de las cosas" escribiría Foucault en su necrológica.




DAV III. Empezamos así.

De ahora en más hablamos de diseño. Hablamos con Delfina. Y hablamos de un proyecto que comienza con esto:

Dos figuras- Francis Bacon (1953)

Felicidad es

Ya no me molesta que suene temprano el despertador, ni que llegue la mañana y que un día nuevo empiece.

Yo huí de esto:

(...) al lado de la pretensión de todo individuo de afirmarse como sujeto (…) también hay en el una tentación de constituirse en cosa. Ese es un camino nefasto por pasivo equivocado y perdido, y entonces resulta preso de voluntades ajenas, mutilado en su trascendencia y frustrado en todo su valor. Pero es un camino fácil, así se evitan la angustia y la tensión de la existencia auténticamente asumida. (…) 

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